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La La Trump

La La Trump

-Emma Stone y Ryan Gosling protagonizan 'La La Land'

Emma Stone y Ryan Gosling protagonizan 'La La Land'Universal Pictures

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El presidente de Estados Unidos ha dicho esta semana que hay que empezar a ganar guerras, a crear conflictos bélicos como sea y con quien sea. Me alegra que por fin lo diga una figura seria y respetada porque cuando lo decía yo me miraban como si estuviese loco. Las guerras son purificadoras, resuelven problemas por la vía rápida y crean otros nuevos para que no nos aburramos siempre con los mismos. Si no fuese por la II Guerra Mundial, los judíos estarían todavía de trifulca con los alemanes en lugar de estarlo con los árabes. Las guerras son como el juego ese del martillo y los topos, le pegas un martillazo a uno y te aparece otro por otro lado pero, ¿y lo a gusto que te quedas aporreando al animal? Trump empieza a enderezar su legislatura tras un mal comienzo, en su primera semana como presidente le dieron 7 Globos de Oro a un musical. Gracias a Dios, los Oscars han arreglado este desaguisado haciéndole creer al equipo de La La Land que había ganado para luego humillarlos en el escenario: “Mirad, es un error. Vosotros NO sois los ganadores a la mejor película. Vuestro nombre no aparece en la nota porque sois COCHAMBRE. Ahora no os quejáis cantando y dando saltitos, ¿eh? ¿Ahora ya no cantáis cualquier conversación?”. Parece ser que el error de los Oscars se produjo porque, como los presentadores pueden entrar por los dos lados del escenario, existen dos sobres para entregar el premio, como los sueldos del Partido Popular. Como podéis observar no soy amante de los musicales y no creo que sea una fobia personal: John Travolta grabó Grease y Fiebre de Sábado Noche y terminó refugiándose en la cienciología. Mi tirria a los musicales tiene que ver con mi afición por el realismo. Puedo llegar a creerme que sus compañeros de trabajo no reconozcan a Clark Kent cuando se quita las gafas, puedo creerme que La Bella esté con La Bestia por amor en lugar de por las 150 habitaciones de su palacio, pero no puedo creerme que un grupo de gente pare de hablar en una hamburguesería, empieza a cantar y a bailar una coreografía, y al terminar todos sigan a su bola como si no se conociesen de nada. Por ahí no paso.

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