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El Gran Hermano chino

El Gran Hermano chino

-Varios misiles de Corea del Norte

Varios misiles de Corea del NorteAgencia EFE

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Los sistemas de castas han existido siempre, son intrínsecos a las sociedades. El más conocido probablemente sea el de la India, donde los ciudadanos están divididos por categorías sociales que van desde los parias (a los que está mal visto incluso tocar) hasta los brahmanes (los sacerdotes). Los sistemas de estratificación social pueden ser formales (como el de la India) o latentes como el de Estados Unidos, donde los ciudadanos están divididos por su color de piel. Cuanto más oscuro seas, más difícil es darle los buenos días a un policía sin que te dispare. En Corea del Norte tenemos nuestro propio sistema de castas, el Songbun, que clasifica a los norcoreanos en tres grandes grupos: leales, vacilantes y hostiles, en función de su nivel de lealtad al régimen. Estos grupos a su vez se subdividen en un total de 51 subcategorías: leales rubios, vacilantes gordos, hostiles miopes, leales mayoneseros, vacilantes que hacen la tortilla con cebolla, vacilantes sin cebollas, leales republicanos pero juancarlistas… El Songbun es, además de un sistema de castas, un sistema de control social. Los ciudadanos se esfuerzan por comportarse de acuerdo a los valores del régimen porque pertenecer a los grupos más altos supone recompensas sociales. Los leales disfrutan de más gramos de arroz, carcasas para el móvil coleccionables con los rostros de los padres de la patria y suculentos descuentos en gasolineras. China es un país que lo ha hecho genial en muchos ámbitos: ha abolido los derechos sociales y las libertades políticas y civiles, pero le falta algo: el control social. A su vez tiene algo que no tenemos en Corea del Norte: internet, un invento imperialista que ha traído lo peor del siglo XXI (los youtubers y los famosos utilizando hashtags) pero también nos ha dado el Big Data. Para quienes aún lo desconozcan, el Big Data es el análisis profundo de cantidades masivas de datos de búsquedas en Google, likes en Facebook y textos en emails para conocer a los ciudadanos. El Big Data en un principio se utilizó con fines comerciales, para conocer el comportamiento de los consumidores, pero Pekín le ha encontrado una utilidad mejor: eliminar las únicas libertades que les quedaban a los chinos, las privadas. El gobierno chino ha iniciado un proyecto para puntuar a sus ciudadanos en función de las deudas que tengan, los días que falte al trabajo, sus aficiones, sus gustos, sus hábitos de vida y sus búsquedas por internet. A todos nos ha recordado al mítico capítulo de Black Mirror en el que los protagonistas tenían una puntuación social y tenían que sonreír al vecino aunque este les llamase: “artista“, “figura“ o “fenómeno“, para que les puntuase bien. Según se ha anunciado, sin una puntuación mínima los ciudadanos chinos no podrán acceder a ciertos puestos de trabajo o sacarse el pasaporte para salir del país. Y lo que es peor, el gobierno sabrá si has buscado en Google “Cómo perder la virginidad con 40 años“ o si has buscado “Google“ en Google. El futuro ya está aquí, y hay que ir construyendo un DeLorean.

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