Liopardo
Carta a los Reyes Magos
Carta a los Reyes Magos
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Queridos Reyes Magos, Reinas Magas, drag queens y demás majestades de oriente: este año he hecho algunas pruebas nucleares, he probado un ‘largo alcance’ y salpicado un poco a los japoneses, pero en general mi comportamiento ha sido más que aceptable. He tenido enfrentamientos con algún que otro presidente que otro, pero soy millenial y estoy imbuido por la cultura del zasca tanto como Reverte o Assange. Y también es verdad que envenené a mi hermano en el aeropuerto de Kuala Lumpur, pero ya sabéis cómo somos los críos: uno le quita el juguete al otro, el otro le hace llorar, el otro le quita el puesto en la línea sucesoria, el otro huye y el otro le envenena. Soy consciente de que matar a mi hermano no estuvo bien, pero creo que ya he expiado mis pecados en el Black Friday y Papá Noel. Y de Papá Noel precisamente quería hablaros: aquí militamos en las tradiciones de oriente, no reconocemos ninguna autoridad en el terreno del regalo gratuito que no se la vuestra. Espero que se tenga en cuenta.
Comienzo mi lista de deseos con uno inmaterial: como sabéis, la ONU estos últimos dos años nos ha impuesto fuertes sanciones y nos ha impedido exportar plata, zinc, níquel, carbón, hierro y plomo. Me gustaría que levantasen la sanción y nos permitiesen comerciar con alguno de estos elementos para que no se hunda la economía del país. No hace falta que sean todos, plata o plomo, con uno me basta.
Mi lista de deseos:
Una bomba de hidrógeno
El segundo de Manuel Bartual
Un Hwasong-15
Entrada para la gira reunión de OT 1
Una Guerra Mundial
El Nobel de la Paz
He lanzado un intercontinental para que sigáis la estela hasta el Palacio de Kumkusan, como hicisteis cuando nació Jesús. Os he dejado en el salón unos vasitos de sake y tres cestas con la ración de comida mensual de Corea del Norte que tres disidentes han cedido de buena voluntad.
Os quiere. Jong-un.
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