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Hace 33 años una decisión de este hombre salvo al mundo. Hoy casi nadie conoce su historia

Hace 33 años una decisión de este hombre salvo al mundo. Hoy casi nadie conoce su historia

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El siglo XIX está lleno de héroes olvidados historias que no han saltado a las grandes pantallas y que la gente no recuerda como la que os contamos de Nicholas Winton que salvó a 699 judíos de los Nazis. Hoy os vamos a hablar de Stanislav Petrov, un héroe del que prácticamente nadie ha oído hablar y que salvó el mundo hace 33 años de un apocalipsis atómica. Una historia que puede parecer ciencia ficción o la trama de una película de acción de Hollywood pero que sucedió en realidad. En el año 1983 la guerra fría seguía estando presente en todo el mundo pero mucho menos tensa que en la época antes a la crisis de los misiles de Cuba. En Estados Unidos el presidente Ronald Reafan lanzó la Iniciativa de Defensa Estratégica, conocida también como “guerra de las galaxias”, acusando a Rusia de ser “El Imperio del Mal”. Estados Unidos planeaba colocar misiles en Alemania Occidente y organizaban un ejercicio militar en Europa con la intención de acabar de una vez con todas con la URSS. Pero en Moscú estaban prevenidos y se prepararon para lanzar todo su arsenal al recibir el primer indicio de ataque nuclear por parte estadounidense.
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En la noche del 25 de septiembre de 1983, Stanislav Petrov, un Coronel de 44 años de la sección de inteligencia militar de los servicios secretos de la Unión Soviética llegaba a su puesto de mando en el Centro de Alerta Temprana de la inteligencia militar, desde donde coordinaba la defensa aeroespacial rusa. Su trabajo consistía en analizar y verificar todos los datos de los satélites sobre un posible ataque nuclear americano. Contaba para ello con un protocolo claro que había redactado el mismo y que había sido aprobado por Moscú: tras las verificaciones correspondientes debía alertar a sus superiores que de inmediato iniciarían el contraataque nuclear contra Estados Unidos y sus aliados. Aquel 26 de septiembre a las 12:14 todos los sistemas de alerta saltaron, empezaron a sonar las sirenas y en las pantallas de los ordenadores aparecía el mensaje: “Ataque de misil nuclear inminente”.
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Stanislav pidió mantener la calma, verificó todos los datos y aunque todos eran aparentemente correctos pensaba que debía tratarse de un error y decidió no avisar a sus superiores. Momentos después el sistema empezó a alertar de más misiles, hasta un total de 5 que alcanzarían territorio ruso en 20 minutos. 29 niveles de seguridad confirmaban que el ataque era cierto pero él seguía sin creérselo asi que decidió no hacer nada. Sabía que Estados Unidos no tenía un sistema de defensa misilistico como para frenar un contraataque nuclear ruso por lo que creía firmemente que jamás se atreverían a atacar a la URSS. Fueron los 20 minutos más tensos de sus vidas para Stanislav Petrov y los 120 militares que trabajan en el bunker Serpukhov-15 a las afueras de Moscú. Por suerte las sirenas y todas las señales de alarma se apagaron antes de tiempo confirmando que no había ninguna ataque y que todo se trataba de un error informático y electrónico.
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Instalaciones de Serpukhov-15 La mente fría de Stanislav Petrov había salvado al mundo de una posible guerra nuclear pero en la URSS no lo vieron así. En lugar de condecorarle fue reprendido por no cumplir el protocolo, fue transferido a un puesto de menor jerarquía y al poco tiempo recibió la jubilación anticipada. Este héroe anónimo vivió olvidado hasta que en 1998 su comandante en jefe, Yuri Votintsev, reveló lo ocurrido aquel día de 1983 en el llamado “Incididente del equinoccio de otoño”. Douglas Mattern, Presidente de la Organización Internacional de Paz, “Asociación de Ciudadanos del Mundo” fue a visitarle a Moscú para conocerle y Stanislav añadió después de contarle su historia: “No me considero un héroe; solo un oficial que a conciencia cumplió con su deber en un momento de gran peligro para la humanidad”. “Solo fui la persona correcta, en el lugar y momento indicado”.
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Posteriormente ha recibido numerosos reconocimientos entre ellos el Premio Ciudadano del Mundo y Naciones Unidas le honró en 2006.

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