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Liopardo

Manual de ayuda para fanáticos religiosos

Manual de ayuda para fanáticos religiosos

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No pierdo la esperanza. El año en que el Betis bajó a segunda en la jornada 30 yo estaba convencido de que entraba en UEFA, es cierto, pero creo que esta vez sí, esta vez lo imposible podrá lograrse. Esos fanáticos que acaban haciéndonos la vida imposible pueden rehabilitarse si ponen de su parte y siguen alguno de estos consejos. Follar Se dice por ahí que esta violencia te viene de que no follas. Como diría Julio Iglesias es verdad y lo sabes. Reconócelo. En lo sexual te has creado unas expectativas tan elevadas que ni todo el porno de Internet junto. ¿Setenta y dos hermosas y espectaculares vírgenes que querrán ser tuyas durante toda la eternidad después de que te hayas vuelto majara y cometido una masacre? ¿En serio? El timo es más evidente que la segunda vez que lo intentó Ruiz Mateos. Ponle un poco de realismo a tu vida sexual, quítate esos delirios. Te va a frustrar mucho tomarte así las cosas. Ve a algo más sencillito. Sal a divertirte sin más pretensión y quizá conozcas a alguien. En los campos de entrenamiento terrorista no se liga y lo sabes. Ya vale, Julio, no te cebes con el chico. Si lo de salir te da pereza o ganas de matar, prueba a subir a Tinder una foto tuya sonriendo. Arréglate un poco, viste de algún color distinto al negro alguna vez, quítate el uniforme de Rambo, guarda la bandera que dice “os vais a cagar todos, putos infieles”, entra al baño y hazte un puto selfie delante del espejo como todo hijo de vecino. Te saldrán citas, confía en mí. Intenta mostrar tu cara menos psicópata en la primera quedada. Habla de cosas cotidianas, cuéntale qué cosas te gustan. Si todos tus gustos son de puto zumbado, no los digas. “Me gusta matar infieles con un cuchillo jamonero”. No. Obvia esta parte. La sinceridad está sobrevalorada. Invéntate algo del tipo ir al cine, salir a pasear o jugar con mi perro. Todo irá bien. Igual no son setenta y dos ni es virgen, pero puedes pasártelo bien con esa chica. O chico, ya puestos no te cierres puertas. Leer Leer libros está bien, pero si lees el mismo una y otra y otra vez es bastante probable que acabes obsesionándote y sacando interpretaciones un poco locas. No te lo tomes como un insulto a tu texto sagrado y vengas a degollarme ni nada, por favor te lo pido, que ya nos conocemos. Sólo quiero ayudarte. Podría pasarnos a cualquiera con cualquier libro. Si lees trescientas cincuenta veces Harry Potter y la piedra filosofal, por ejemplo, lo mismo puede que acabes en el portal de tu casa con unas gafas redondas mal graduadas porque se las has robado a tu abuela, con una escoba apretada entre los huevos haciendo como que vuelas y disparándole con un kalashnikov a los calvos que pasen por la acera al grito de “puto Voldemort”. No lleguemos a este punto. Diversifica tus lecturas. Los textos sagrados están bien, pero además de eso lee otros libros, menos intensitos a ser posible. Aprenderás cosas. Viajar Conoce mundo. Súbete a un avión, sin explosivos ni nada, sólo con lo que la compañía de low cost te permita, es decir, lo puesto, y viaja a sitios en los que, llámame tiquismiquis, los campos de entrenamiento de terroristas no sean la única atracción turística. Ve a ver monumentos históricos y cuando estés ante ellos, intenta reprimir las ganas de destruirlos, no seas tan especialito ni tan caprichoso. Sé uno más, sácate la puñetera foto haciendo como que sujetas la Torre de Pisa. Escucha al guía, no al espiritual, sino al otro, al turístico. Puede que cuente cosas interesantes. ¿Sabías que quedan edificaciones con miles de años de antigüedad que contienen historias maravillosas que todavía no habéis roto? Pues no las rompas, quizá otro quiera verlas después de ti. Haz deporte ¿No estarás pasando demasiado tiempo delante del ordenador captando terroristas? ¿Sabes que la vida sedentaria es pasaporte seguro a que te coman los gusanos? Más efectivo que un cinturón de explosivos, diría yo. Cuando haces deporte segregas movidas de sustancias en el cerebro que no recuerdo el nombre, pero que te hacen sentirte bien, más contento, con menos ganas de ya sabes qué a quienes. Si hacer running o natación no te gusta o te parece postureo occidental (a mí también me pasa) apúntate a una liga de fútbol sala con otros colegas terroristas. Equipos de cinco. Es divertido. Se corre, se chuta, se pelea por cada balón y ¡sin muertos! Al que le toca de portero, eso sí, se jode, pero no le rebana el cuello a nadie y acepta que la suerte es así, otro día te tocará de delantero. Cuando llegues a casa, ducha caliente, cola cao y a la cama sin haber masacrado a nadie. Ahora no lo ves, pero créeme, te sentirás bien. Hazlo. Los demás también nos sentiremos bien, ni te imaginas cuánto.

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