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San Drogón, el santo más molón

San Drogón, el santo más molón

-Khal Drogo y Daenerys Targaryen en su boda en 'Juego de Tronos'

Khal Drogo y Daenerys Targaryen en su boda en 'Juego de Tronos'HBO

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Veo que estáis estos días muy revolucionados porque ha aparecido un poco de cocaína en un bote de Nesquik. Este hecho milagroso me ha traído la memoria la historia de San Drogón, uno de mis santos mis favoritos. Os la voy a contar. San Drogón era un buen hombre del que desconocemos si tomaba Nesquik o Colacao, pero algo raro debía meterse entre pecho y espalda porque dicen que tenía el don de la bilocación, esto es: estar en dos lugares a la vez. Cuentan que el tipo trabajaba en el campo a la vez que asistía a misa, lo cual era un gran ahorro de tiempo, le cundían los domingos más que a nadie. A su muerte, los habitantes del lugar, Sebourg (Francia) querían conservar su cuerpo como santo, pero las autoridades decidieron trasladarlo a Epinoy. En vida podía estar en dos sitios a la vez, pero muerto se ve que no. Comenzó su traslado, con gran pesar por parte de sus paisanos pero, ¡oh milagro!, a medida que avanzaba, el carro que transportaba su cadáver se iba haciendo más pesado, hasta que justo en el límite del término municipal los bueyes se pararon definitivamente, lo que fue interpretado como una señal divina de que el santo debía ser enterrado y venerado en Seoburg, que  a partir de entonces se convirtió en un lucrativo y próspero lugar de peregrinaje. En la Edad Media, a falta de parques temáticos, albergar cualquier reliquia, y más si se trataba del cuerpo entero de un santo, era una maravillosa fuente de riqueza. Este oportuno milagro de los bueyes que se paran ocurrió en más sitios, claro. Por ejemplo, en la cuna del castellano, San Millán de la Cogolla, con los huesos del santo local, San Millán, donde los animalitos se detuvieron cuando éstos iban a ser trasladados al recién inaugurado Monasterio de Santa María la Real de Nájera. Pues nada, milagrazo al canto, y los restos que se quedan donde están, incluso construyeron un monasterio para celebrarlo, el monasterio de Yuso, donde se guardan las Glosas Emilianenses, que si no habéis olvidado lo que estudiásteis en el cole, constituyen el primer documento del castellano y el vasco nada menos. Moraleja, si no te quieres quedar sin santo, a los bueyes freno al canto.

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