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Liopardo

Mi verdadera conversación con Satán en el desierto

Mi verdadera conversación con Satán en el desierto

-Biblia

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Hace mucho que no os traigo una exclusiva bíblica. Hoy os voy a contar la verdadera conversación que tuvimos Satán y yo cuando supuestamente vino a tentarme en el desierto.

Ocurrió cuando decidí dejar la carpintería y hacerme predicador. A mí lo de los tablones y los clavos me daba muy mal rollo y había oído que con un poco de labia se podía vivir muy bien de la religión. Además Dios era mi Padre, así que ¿quién mejor que yo para ir por ahí convertido en su portavoz?

Había escuchado que mi primo Juan se había retirado al desierto y se había hecho muy popular, así que yo decidí hacer lo mismo. Una vez allí, y para asegurar, decidí imitar también a Moisés, que había estado ayunando 40 días y cuarenta noches en el Monte Sinaí. Moisés era el profeta más famoso de las Sagradas Escrituras y los jóvenes de aquel entonces intentábamos imitarle en todo.

Pues nada, me tiré los cuarenta días ayunando, y justo cuando estaba a punto de batir el récord de Moisés se me apareció el diablo. Dice la Biblia que vino a tentarme, pero en realidad la conversación fue por otros derroteros. Os la transcribo:

- ¡Hola, Yisus! Me enterado de que te quieres meter a predicador. Me gustaría que le contases la verdad a la humanidad y les hablases bien de mí, que están muy confundidos. Se piensan que soy el malo de la película.

- ¡Hey, Satán! ¡Qué gusto verte! Tienes buen aspecto. Bueno, siempre fuiste el ángel más bello de la Creación.

- Pues los hombres me pintan como un monstruo, con pezuñas y rabo. ¿De dónde habrán sacado esa imagen?

- Yo creo que es culpa de mi Padre, que les ha metido esas ideas en la cabeza. No soportaba que muchos ángeles te prefiriesen y dejasen de adorarle y te mandó al Infierno.

-¡Sí, cómo las gasta el viejo! ¡Si yo no le he hecho nada! Y luego se inventó esa historia de la serpiente y la mujer. ¡Siempre echándole la culpa a las pobres mujeres!

- Eso se lo copió a los griegos, ya sabes, lo del mito de Pandora, aquella mujer que abría una caja y se esparcían todos los males y desastres por el mundo.

- Sí, la verdad es que se parece bastante a Zeus, los dos son machistas, coléricos y caprichosos. Incluso tienen el mismo look. Pero tu Padre tiene más mala hostia, debe ser porque Zeus se pasa todo el día dale que te pego con las ninfas y las mortales y él en cambio no se come un colín.

-¡Qué quieres que te diga! A mí me ha dejado bajar a la Tierra pero no me deja hacer nada con mi novia. Cualquier día de éstos Magda se larga con otro. Y con razón.

- Es terrible el viejo. Pues eso, ¿podrías saltarte sus instrucciones y hablarle bien de mí a los hombres? Ya sabes, contarles que en realidad me llamo Lucifer, que signfica “portador de luz”, y que lo único que quiero es llevar la ciencia y el conocimiento a la humanidad. Y que en el Infierno no maltratamos a nadie, incluso hemos puesto aire acondicionado.

-¡Puff! ¿Desobedecer a mi Padre? Recuerda lo que hace con la gente que le desobedece, el Antiguo Testamento lo cuenta bien claro. ¡Éste es capaz de crucificarme!

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