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EXCLUSIVA: Dios pide perdón

EXCLUSIVA: Dios pide perdón

-Biblia

BibliaPixabay

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Es obvio que a la Biblia le falta algo, no sé si os habéis dado cuenta. En efecto, teníamos que haberle añadido una página al final pidiendo perdón a todos los colectivos que se hubiesen podido sentir ofendidos con las Sagradas Escrituras. Como más vale tarde que nunca, me dispongo a hacerlo en esta columna. Allá vamos.

En primer lugar, quiero pedir perdón a todo el colectivo LGTB por haber ordenado una y otra vez que los lapidasen. Dios es amor, pero heterosexual. Lo siento, fue sin mala intención.

También quiero pedir perdón a todas las mujeres, por echarles la culpa del pecado original y por decir que la esposa debe estar sometida al marido y que éste la dominará. Siento que durante toda la Biblia se la equipare al ganado y por no condenar las violaciones en masa que cometían mis muchachos cada vez que tomaban una ciudad. También estuvo muy feo cuando San Pablo dijo que debían estar calladas en las asambleas, etc, etc... Me vais a disculpar, pero que si Abrahán, que si Isaac, que si Jacob...con tanto patriarca la Biblia es puro heteropatriarcado.

Quiero así mismo pedir perdón a todas las personas con alguna discapacidad física o de baja estatura, porque en el Levítico le dije a Aarón: “Ninguno de tus descendientes que tenga un defecto corporal podrá presentar a Dios la ofrenda del pan; sea ciego o cojo, con un miembro raquítico o hipertrofiado, lisiado de pies o manos, jorobado o enano, bisojo o sarnoso, tiñoso o eunuco.” Pido perdón en especial a los enucos porque en este caso hice hincapié y lo volví a repetir: “El hombre que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yahvé”

También quiero pedir disculpas a todos los colectivos animalistas por tirarme toda la Biblia solicitando sacrificios de animales. Tampoco estuvo bien matarlos a todos menos a unas cuantas parejas cuando lo del Diluvio, cuando en realidad se supone que quería castigar al hombre y los pobres animales no habían hecho nada. Aprovecho también para pedir perdón a todos los hombres, mujeres y niños que perecieron ahogados.

Quiero pedir perdón también a todos los pueblos y naciones que no sean Israel, por decir que sólo ese país es mi Pueblo Elegido y que debía exterminar a todos los de alrededor. Tampoco estuvo bien cuando afirmé que “esclavos o esclavas los compraréis de las naciones vecinas”. Especiales disculpas a los egipcios por matar a todos sus primogénitos. Luego bien que fui a refugiarme allí cuando me persiguió Herodes.

Pido perdón a los tatuadores por haber prohibido los tatuajes e incisiones en la piel en el Levítico. Aunque tras mi crucifixión quedé Campéon del Mundo de piercing extremo, la Biblia lo prohibe.

También mis disculpas a la industria del poliéster por prohibir la mezcla de tejidos, y a la de la alimentación por prohibir la mezcla de semillas o declarar impuros a un montón de animales, empezando por el cerdo o el marisco. Especiales disculpas a los mariscadores, que arriesgan cada día su vida para que yo luego les niegue su sustento. Mis disculpas así mismo a la industria del cuero por prohibir tocar la piel de este animal.

Perdón a todos los colectivos de trabajadores que trabajen los sábados, ya que establecí la pena de muerte para ellos. Disculpadme, pero cuando se escribió la Biblia no se habían inventado los centros comerciales.

También pido perdón a los peluqueros por haberles prohibido cortar el pelo en redondo o las puntas de la barba (aquí hago extensivas mis disculpas a los hipsters).

Pido así mismo perdón a los adivinos por haber ordenado la pena de muerte para ellos (aunque aquí puede que estuviese acertado) y a los seguidores de Harry Potter o El Señor de los Anillos por haber ordenado lo mismo para los hechiceros. También mis excusas para los chavales algo díscolos tipo protagonista de Herrmano Mayor, porque establecí también la muerte para estos casos. Sí, mis métodos educativos son algo drásticos.

Pido perdón a los fruteros por decir que la manzana es pecado y a los vendedores de animales exóticos por equiparar a la serpiente con el demonio.

Disculpas a los veganos y vegetarianos, porque mientras que el sacrificio de carne de su rebaño de Adán me complació, el de Caín, que me ofreció “frutos de la tierra” me enojó y el pobre acabó yendo por el mal camino. Por cierto, sois todos hijos de Caín, y no de Abel, así me habéis salido.

En fin, esto es como cuando los agradecimientos en los Goya: seguro que me dejo gente. Bueno, perdón a todos, a ver si mi próximo libro me sale mejor.

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