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El último invento de Nikola Tesla

El último invento de Nikola Tesla

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PERIODISTA: Buenas tardes, ¿es el señor Tesla? TESLA: ¿Quién es usted? ¿Quién le envía? Viene a robarme mi nuevo invento, ¿verdad? Está a las ordenes del mezquino de Edison, lo sé. PERIODISTA: No, señor Tesla. Soy Bob Johnsson, periodista de la revista TIME. TESLA: No la conozco… PERIODISTA: Vaya, es una de las revistas más influyentes del mundo… TESLA: Sólo estoy suscrito a revistas científicas y revistas con fotos guarrindongas. PERIODISTA: Me gustaría hacerle una entrevista. Y si lo desea luego puedo pasarle una revista de esas que le gustan. Estoy haciendo un reportaje sobre las que pueden llegar a ser las personas más influyentes del siglo XX. Creo que usted podría estar entre ellas. TESLA: ¿Tiene fotos de tetas la revista que me va a regalar? PERIODISTA: Claro. TESLA: ¿De verdad no quiere robarme mi nuevo invento? PERIODISTA: En absoluto. Sólo estoy interesado en hacerle unas cuantas preguntas. Me gustaría saber sobre su vida y su trabajo. TESLA: Está bien, pase y siéntese. PERIODISTA: Llevo diez minutos dentro y sentado. TESLA: Ah. Pues es verdad. Pregunte lo que desee entonces. PERIODISTA: ¿En qué anda trabajando ahora? TESLA: No se lo puedo contar. Como comprenderá tengo que ser discreto con mi trabajo. No sería la primera vez que me roban un invento. Yo pongo el talento y otros se llevan la fama. Pero le puedo adelantar que va a revolucionar la sociedad… Una vez vea la luz mi creación la vida no volverá a ser igual para el ser humano. PERIODISTA: Me tiene intrigado, señor Tesla. ¿No podría contarme algo más? TESLA: ¿Cree que soy un necio? PERIODISTA: Al contrario. Es usted una de las grandes mentes de nuestro tiempo. Piense que igual si sale publicado en mi revista su invento encuentra financiación. Sé que necesita dinero… TESLA: ¿Quién se lo ha dicho? Me espía. Lo sé.  ¿Cómo conoce mi situación económica? PERIODISTA: Bueno, no es muy difícil darse cuenta. Está cenando una sopa que para darle sabor lo único que le ha echado ha sido un puñado de tornillos. TESLA: Son tiempos difíciles, cierto. Nadie confía en mí. Los bancos no creen en mis proyectos. Y a la mafia ya no le quedan huesos por romperme. PERIODISTA: Tal vez si una revista influyente hablase de su proyecto y algún inversor la leyese, a saber lo qué podría pasar… TESLA: ¿Qué? PERIODISTA: Para ser usted un genio no es muy espabilado. Pues que este inversor podría poner capital para que usted desarrollase su invento… TESLA: Tiene razón, no tengo otra opción. Quizá exponer mi proyecto, aunque lo ponga en peligro, sea la mejor manera de que este siga adelante… PERIODISTA: Seguro que encuentra inversores. TESLA: Pero, ¿me enseña un poco de esa revista guarra? PERIODISTA: Ay, picarón, por supuesto. Pero nada de tocar… TESLA: La verdad que aun me queda mucho por desarrollar, pero lo tengo todo en mi cabeza. En ocasiones fuertes fogonazos me martillean la mente y es entonces cuando casi en estado de trance vislumbro, absorto de lo que me rodea, la máquina. Toma forma desde su funcionamiento hasta la pieza más insignificante de la que está compuesta… PERIODISTA: Fascinante. ¿Y qué le ha hecho concebir ese último fogonazo? TESLA: Escuche con atención. Estoy desarrollando un mini propulsor inalámbrico y autónomo para mezclar la leche con el cacao. PERIODISTA: No entiendo… TESLA: ¿Usted cuando se levanta por las mañanas que es lo que más le apetece? PERIODISTA: Un confortable vaso de leche. TESLA: ¿Sin más? ¿No le gusta añadirle algo para potenciar el sabor de la leche a la par que ingiere una dosis energética? PERIODISTA: Bueno, me gusta echarle unas cuantas cucharadas de cacao. Aunque en ocasiones resulta tan tedioso mezclar leche y cacao con una prosaica cucharilla… TESLA: Atienda a mi boceto. ¿Si le digo que en el futuro todo esto será cosa del pasado porque existe un artefacto que mezcla por si mismo la leche y el cacao sin esfuerzo? PERIODISTA: Diría que está usted absolutamente loco. TESLA: No, amigo. Eso es posible. Lo tengo al alcance de la mano. Mire, en estas hojas está todo. Su mecanismo, su modo de empleo, su forma… PERIODISTA: MA RA VI LLO SO. TESLA: Lo único que me falta es  dinero para desarrollarlo y un nombre comercial que conecte con el consumidor medio. PERIODISTA:¿Qué tal “Remueve-choco”? TESLA: Me gusta. Tiene gancho. PERIODISTA: Creo que es suficiente, señor Tesla. Será un artículo memorable. TESLA: ¿Y la revista guarrilla? PERIODISTA: Soy un hombre de palabra. Aquí tiene. TESLA: Ahora vengo. Voy al lavabo a una cosa. PERIODISTA: Descuide, yo me marcho ya. Tengo que escribir un artículo que hará historia.  NOTA: Al salir del cuarto de baño, Nikola Tesla observó que los bocetos que había dibujado no estaban sobre la mesa. Ningún periodista publicó artículo alguno sobre los hombres más influyentes del siglo XX en la revista TIME. Tampoco existía el tal Bob Johnsson. Este no era más que uno de los avispados espías en  nómina de Thomas Alba Edison. Seis meses después del desafortunado encuentro, la Sociedad Americana de Ingeniería concedió la patente del mini propulsor inalámbrico y autónomo para mezclar la leche con el cacao al inventor americano bajo el nombre comercial de Baticao. Thomas Edison volvía a ganar. A su manera.

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